
A pie de viña, así se duerme en las villas de Finca La Emperatriz
La bodega riojana ha reconvertido las antiguas casitas de los trabajadores de la finca en villas de lujo con vistas a las sierras de Cantabria y Demanda.
Como un pueblo riojano con encanto, así se siente el corazón de la Finca La Emperatriz: 101 hectáreas de viñedos en Baños de Rioja que pertenecieron a Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, en donde ahora tú también puedes dormir como una reina (o un rey).
De eso se han encargado –con mucho gusto y olfato– sus propietarios, la familia Hernáiz, quienes han contado con la ayuda de la interiorista Judith Panadés para transformar las antiguas casitas que sirvieron para alojar al mayoral y los trabajadores de la finca en tres villas de lujo con jardín privado. Y cuando hablamos de lujo, no nos estamos refiriendo únicamente a su decoración de revista –con sofisticado papel pintado, muebles hechos a medida por un artesano de la zona y textiles de lo más actuales–, sino también a la excepcionalidad que supone estar solo, en mitad de un terreno singular e histórico, con vistas a las sierras de Cantabria y Demanda.
LAS VILLAS
Tres son las villas que, junto al WineBar, la terraza de invierno, el pabellón y una casita antigua (espacios donde se realizan las catas y eventos), dan forma a un conjunto de construcciones encantadoras que nos hacen viajar al pasado. Concretamente hasta el siglo XIX, cuando la Emperatriz de Francia elaboraba vinos de tanta calidad en esta finca de la Rioja Alta que incluso fueron reconocidos en el concurso de vinos de la Exposición Universal de 1878.
Un entorno idílicamente rural (hay gallinas, un tractor que sirve como atrezo para las fotos de IG y dos amigos de cuatro patas que te darán los buenos días en cuanto salgas a la terraza para ver el amanecer) que muta en contemporáneo en cuanto cruzas cualquiera de las puertas de las tres villas, todas diferentes, pero al mismo tiempo con el mismo tipo de interiorismo moderno y exclusivo. Como en un cinco estrellas al que no le falta ni un detalle en el interior (las amenities son de uva BIO procedentes de cultivo ecológico), solo que con el aspecto exterior de unas construcciones que guardan la autenticidad y el carácter de la arquitectura popular de La Rioja.
Una villa es ideal para un grupo de amigos o una familia con niños, otra está totalmente adaptada para la accesibilidad de las personas con movilidad reducida y la tercera, de tipo suite, cuenta con una romántica chimenea en el salón (que también reconforta y da calor a la salita de lectura) y con una bañera antigua en la habitación.
Todas están completamente equipadas con salón, comedor, cocina, jardín privado y parking gratuito, y existe la posibilidad de contratar servicio de recepción, desayuno y limpieza. Además, en coherencia con el compromiso ecológico del que presumen los Viñedos Hermanos Hernáiz, las villas poseen sistemas inteligentes de aerotermia.
EXPERIENCIAS DE ENOTURISMO
No te hará falta salir de la finca para nada (si así lo solicitas, te encontrarás en tu villa desde un aperitivo a base de embutido hasta un delicioso y tradicional bacalao a la riojana), no obstante, si deseas descubrir el entorno, Santo Domingo de la Calzada, Haro, Logroño o Ezcaray se encuentran a media hora escasa de la Finca La Emperatriz.
En cualquier caso, la oferta de actividades que ofrece la bodega incluye desde tomarte una copa de cualquiera de los vinos de Viñedos Hermanos Hernáiz en su WineBar o en su jardín hasta realizar visitas enoturísticas: una visita guiada al viñedo (no te pierdas las sala de los depósitos de hormigón) que finaliza con una cata de cuatro vinos (Jardín de La Emperatriz Blanco, Jardín de La Emperatriz Tinto, Finca La Emperatriz Gran Vino Blanco y Finca La Emperatriz Gran Vino Tinto) o una cata de esos mismos vinos acompañada de tapas (tabla de embutidos y queso artesano).
LOS VINOS
Finca la Emperatriz no es el único proyecto vitivinícola de la familia Hernáiz, que también comercializa el tempranillo El Pedal y Las Cenizas (un vino de pueblo elaborado con las uvas de unas parcelas familiares), pero sí es el más singular (y nunca mejor dicho), ya que, tal y como nos cuenta el enólogo Eduardo Hernáiz, 30 hectáreas de su terreno han sido acreditadas como Viñedo Singular (cepas de tempranillo, garnacha y viura con una edad media de más 60 años plantadas en vaso). Muchas, para una bodega familiar, si tenemos en cuenta que en toda la D.O.Ca. Rioja tan sólo hay 154 con esta distinguida mención.
Un visionario fue Hernáiz, recientemente reelegido como presidente de Bodegas Familiares de Rioja, al haber salvaguardado y recuperando –junto a su hermano Víctor– las cepas viejas que crecían en la finca cuando fue adquirida en los años 90 por su familia, como también lo ha sido al dar valor a unas construcciones que han pasado de ser históricas y populares a idílicas y excepcionales.

Publicación: Traveler Conde Nast
Categoria: Experiencias
Fecha: 2020-03-17
Redactora: Marta Sahelices